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VENEZUELA | País con un Dictador, un Presidente interino y otro Presidente Exterino

VENEZUELA | País con un Dictador, un Presidente interino y otro Presidente Exterino
Mucho se ha hablado sobre lo que ocurre en Venezuela, y ya ni vale la pena en ahondar sobre el tema, ya que es ampliamente conocido por todo el mundo. Lo que si vale la pena sacar a la luz, son los motivos por los que estamos tan mal, y nadie nos ayuda a salir del hoyo. Este artículo le quitará las cucarachas de la cabeza a mucha gente
VENEZUELA, un país gobernado por una Dictadura, un Presidente Interino y un Presidente Exterino.

A pesar de lo que cualquier persona pueda decirte, la realidad política es mucho más dura y difícil de lo que todos se imaginan. A simple cálculo de "Ojo", Venezuela cuenta con un Régimen Dictatorial, que cuenta con un apoyo popular de entre un 10% y 20% de la población, además de unas fuerzas armadas que reciben mucho dinero para apoyar "el proceso" y en donde la venta de conciencias es bastante amplia. Los que tienen las armas, son una de las principales amenazas para la existencia de una democracia.

Tal vez, un 25 % se mantenga hoy en día apoyando al Presidente Interino Juan Guaidó, con su técnica de inmovilización, que se traduce en que desde hace más de un año no ha convocado a ningún tipo de acciones de calle que alteren el orden público. Pretende que por el apoyo que le brindan más de 70 países en el mundo, que tampoco hacen nada, el Régimen de Maduro caiga solo, cuando se le acabe el dinero. Esto es bastante difícil, ya que siempre consiguen negociar en mercados negros internacionales.

También contamos con un 25%  de venezolanos que apoyan la causa de lo que nosotros llamaremos el "Presidente Exterino" Leopoldo López. Su labor es netamente política y de marcar presencia en espacios políticos, para buscar salidas políticas a la crisis política de Venezuela. (Si mucha política de por medio, pero nada en concreto).  Leopoldo cuenta con un apoyo bastante fuerte, sobre todo de la clase trabajadora del país y de los familiares de extranjeros, que corresponden a una buena cantidad de millones de personas. Además de un apoyo exterior, sobre todo de Europa.

Entre estos tres individuos mantienen a Venezuela en un estado casi de hibernación, en el que todos los ciudadanos andan como Zombis en las calles, ya no les importa lo que conocíamos antes como "El Futuro de nuestros hijos" y solo piensan es en el pan para hoy. Probablemente estos ciudadanos son la mayor parte del problema, ya que están acostumbrados a actuar como corderos, y no saben actuar solos, sin que un cabecilla les dé una orden. A diferencia de otros países en los que el pueblo se organiza solo para enormes protestas, que inclusive han tumbado dictaduras, y sin la necesidad de tener cabecillas políticos organizándolas.

Todas las partes buscan la solución. Los conocidos "Chavistas" apenas ven como solución que el resto de la gente se someta a la fuerza a lo que ellos decidan, y combatan a los Estados Unidos, vaya a saber usted por qué.

Los conocidos opositores, que pueden resumirse a los que apoyan a Guaidó o a Leopoldo, solo quieren una salida en la que un líder dé su cabeza por ellos y se lance solo a la calle a hacer todas las cosas por ellos, sin cobrar ni un centavo.

Y los Indecisos, que son entre un 10% o un 15% de la población, aquellos a los que nada les importa, que hagan o deshagan, y que lo único que queiren es dinero fácil y seguir vivos sin tener enemigos de un lado o del otro.

Por otra parte, tenemos a los países que nos rodean o que de alguna forma apoyan a un lado o al otro. Todos estos países apenas quieren robarse un poco de nuestros recursos. Los que apoyan al Régimen, de hecho ya lo hacen, llenando sus almacenes con minerales de nuestro suelo. Los que apoyo a la Oposición, muy atentos a lo que puedan obtener de Venezuela, exprimiendo hasta nuestra última gota de petróleo, si algún día lo pudiesen hacer.

Y dentro de todas esas soluciones, apenas habrá menos de un 1% de la población que está dispuesta a enfrentar con la fuerza a ambos lados, es decir, tanto a la dictadura como a los que están ansiosos por poder y dinero. La idea no es mala, pero equivale a la pérdida de muchas vidas humanas. Poniendo todo en una balanza, no se sabe si sería mejor esa cura que la enfermedad.

Viviendo de los recuerdos, de que alguna vez nuestro Bolívar tuvo tanto valor como el dólar, incluso después del viernes negro en el que pasó a costar 4,30,  y que para el día de haber escrito esto costaba 2.392.024.000.000 Bolívares por cada dólar, sin que parezca que a absolutamente nadie le importara.

Venezuela es como un carro con el motor dañado, sin ventanas y oxidado por todos lados. Unos empujan desde atrás, y otros desde el frente, haciendo que nuestra carrocería se vaya convirtiendo en un amasijo de hierros viejos. Lo peor es que ninguno de los dos lados quiere soltar, solo para ver qué ocurre luego. Entregarle el país a Maduro sería convertirlo en una nueva Corea del Norte, y entregarlo a Leopoldo o Guaidó lo convertiría en una Siria, ya que los seguidores de la dictadura, originarían actos criminales por todos lados, por ser su naturaleza animal y salvaje. Una solución no está a la vista, ni ahora, ni en diez años, y seguramente pasarán varias décadas antes de que algo cambie para bien, cuando ya las fuerzas de ambos lados se vayan perdiendo, y sus intereses económicos se vean completamente satisfechos.

Nadie se imagina una Venezuela gobernada por un presidente electo democráticamente, en unas elecciones limpias y libres. Nadie se imagina una Venezuela productora de petróleo y minerales, en la que ninguno de sus 30 millones de habitantes trabajen, ya que perfectamente podrían vivir por varias décadas con las rentas petrolera y minera. Nadie se imagina la potencia que existe en un país que tiene uno de los mejores climas del mundo, una posición estratégica para el comercio mundial, un territorio que envuelve muchísimos tipos de suelo y de clima, pero lamentablemente un pueblo que solo ha aprendido a robar, a vivir de lo ajeno, a ganar dinero fácil sin esfuerzo, a depender siempre de los demás, y a actuar como un rebaño, bajo las órdenes de algún político.

El fondo no tiene límite, por lo que cada día iremos más abajo, hasta que alguien dé el primer paso y lance la primera piedra, para que los demás le sigan.
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Fuente: Donlengua.com

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